martes, 4 de junio de 2013

Calificación final

Debo felicitarte tanto por tu trabajo como por tu dedicación. Eres muy curioso, algo esencial para un gran científico -en el que te convertirás sin lugar a dudas- Sigue trabajando así y, sobre todo, sigue planteándote todo. Lo único que debo decirte es que no has indicado las páginas del libro que has consultado para cada pregunta, lo cual te baja la nota, aunque por otra parte insertas mucha información extra a través de enlaces interesantes, por lo que te subo por esa parte. Vamos que al final, tienes tu merecido 10. Enhorabuena.

miércoles, 15 de mayo de 2013

11.- Haz tu valoración personal y sincera sobre el libro que has leido, exponiendo qué es lo que te ha parecido más interesante y qué es lo que menos te ha gustado.

En "Los Diez Experimentos más Bellos de la Física", David Lozano logra explicar de forma clara, y en la mayoría de los casos amena, los que ha considerado como los experimentos de mayor trascendencia,  tratados a lo largo de diez capítulos, los cuales opino que no podrían evaluarse en conjunto, pues muchos poco tienen que ver entre sí, no sólo en los conceptos tratados, sino en la forma en que están narrados.

El libro en general es difícil de comentar, no porque sea difícil de entender, ¿o sí?; Precisamente ahí es donde radica el problema que he encontrado al este libro, en su relativa complejidad. Lo que ese término viene a significar es que el autor en ocasiones da a entender que el libro esté dirigido a unos lectores más jóvenes, cuya capacidad de comprensión no será igual a la de un alumno de primero de bachillerato (Quien, por cierto, se ha visto obligado a releer la parte referente a los experimentos en determinados capítulos). Por otra parte, haciendo referencia a la parte biográfica, puede advertirse el grado de admiración por parte de David hacia los diferentes físicos, destacando un par de capítulos excesivamente largos a mi parecer.

No me gustaría dar a entender que no me haya gustado, pues realmente he disfrutado leyéndolo, y he de admitir que como material didáctico complementario se trata de un libro excelente, pues no sólo consigue explicar al lector de forma entretenida los distintos experimentos tratados en él, sino que además estimula el interés de éste por la física y la ciencia en general. Cabe destacar, además el tono cercano y cautivante del autor, que logra causar en el lector unos sentimientos de real admiración por los diferentes personajes, quienes, no nos equivoquemos, no la desmerecen en absoluto.

En conclusión, un gran libro para todos aquellos que muestren interés por la ciencia y quieran saber acerca de la concepción de la física a lo largo de la historia (tema apasionante, por cierto), que quizás pueda resultar demasiado complejo para determinados lectores. Por ello, considero al alumno de 1º de Bachiller o 4º de ESO como lector ideal, puesto que sus conocimientos son los apropiados para les hacerles disfrutar el libro.



“Los científicos no estudian la naturaleza porque sea útil; la estudian porque les place, y les place porque es bella. Si la naturaleza no fuese bella, no valdría la pena conocerla, no valdría la pena vivir la vida”.

Henri Poincaré (1854-1912)

10.- ¿Qué deficiencias tenía su modelo atómico? ¿Quién las solventó y cómo?

Modelo atómico de Rutherford.
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El átomo de Rutherford se componía de un núcleo, en el cual se hallaban apiñadas unas partículas positivas, teorizadas por él, denominadas protones, y en torno al cual giraban los electrones, describiendo órbitas de modo que el tamaño del núcleo con respecto al átomo sería como el de una perla en medio de un campo de fútbol, en el cual los electrones serían alfileres en las gradas. La diferenciación entre átomos se hacía por el número de protones en su núcleo y electrones en su órbita.
El primer descuido que tenía ese modelo se encontraba en la concepción del núcleo, pues los protones no podrían mantenerse unidos, teniendo la misma carga. Esto lo solventó el propio Rutherford, quien teorizó la existencia de una partícula neutra que ejerciese las fuerzas necesarias para la cohesión de los protones. Tal y como supuso, se descubrieron años más tarde el protón (En 1919 por él mismo) y el neutrón (En 1932 por James Chadwick).
El segundo problema, más importante quizás, se encontraba en su modelo de órbitas similares a las planetarias. Dada la evidencia de que una carga eléctrica acelerada irradia radiación electromagnética, no sería plausible tal modelo, pues los electrones, cargas negativas, se encontrarían expuestos a aceleraciones a lo largo de su órbita, y consecuentemente perderían energía, traduciéndose esto en un colapso de los electrones con el núcleo. La solución vino de la mano de Niels Bohr, y la cuantización de las órbitas, aplicando ciertos conceptos, entre los que se incluyen la teoría de los cuantos de
energía propuesta por Planck. Por medio de esta nueva teoría, sería posible que los electrones se encontrasen en un estado en el cual no producirían radiación electromagnética en sus órbitas estables. De acuerdo con ello, además, absorberían o emitirían radiación si ganasen o perdiesen energía al pasar de una órbita a otra.
Este nuevo modelo cuántico propuesto por Bohr sería perfeccionado por otros grandes científicos, hasta llegar al modelo actual, obra de Erwin Schrödinger.

Modelo atómico de Bohr.
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9.- ¿Cómo descubrió el núcleo atómico Rutherford?

Expectativas frente a evidencias
del experimento de la lámina de oro
A finales de 1910, Rutherford y Geiger estudiaban los efectos de la incidencia de partículas alfa sobre láminas de mica, observando que el haz de partículas atravesaba el material sin problemas. Al añadirse más capas, el haz era más difuso, de lo que se concluía que ciertas partículas eran absorbidas por el material. De acuerdo con el modelo de Thonsom, los átomos eran cuerpos cargados positivamente que contenían electrones, los cuales neutralizaban la carga. Por tanto, no desviarían las partículas alfa, de carga positiva. En caso de que chocasen, hecho poco probable, se deducía que, al ser la energía de las alfas mucho mayor, producirían una deterioración del material y seguirían su trayectoria invariablemente.
Bajo la tutela de Geiger, un joven Ernest Marsden comienza sus investigaciones con las partículas alfa haciéndolas incidir sobre una fina lámina de oro, y otra de platino. Este experimento, cuyos resultados serían a priori obvios, fue causa del desconcierto de los tres físicos.
Lo que se esperaba era que, como con la mica, las partículas alfa atravesarían las láminas sin variar su trayectoria; sin embargo, se vio que una pequeña fracción de ellas salía despedida con grandes ángulos de desviación, y lo que fue más impresionante, una de cada ocho mil, era despedida hacia atrás. Esto indicaba la presencia de una masa de carga positiva, y tamaño minúsculo, aún en relación con el tamaño del átomo. Tras arduos cálculos, concluyeron que prácticamente toda la masa del átomo debía hallarse localizada en un espacio diez mil veces menor al del átomo, la cual estaría cargada positivamente, y por el resto del átomo se encontrarían los electrones que neutralizaban esa carga.

Representación gráfica del experimento
y vídeo ilustrativo